El gran dictador es la primera película hablada de Charles Chaplin, y el film con qué este actor y director se adentra prematuramente en los terrenos realistas y dramáticos que caracterizarán buena parte de su obra posterior. Siguiendo la línea iniciada con su anterior película, Tiempos modernos (1935), una crítica al maquinismo y a la mecanización de la sociedad, Chaplin se enfrenta en esta ocasión a uno de los temas más dramáticos y preocupantes de la época: el auge de los regímenes totalitarios y la expansión del fascismo a Europa.
El origen de film se remonta al año 1938.
Según la fuente oficial, se dice que Chaplin estudió el dictador alemán Adolf Hitler durante cerca de dos años, definió el proyecto como un cóctel de drama, comedia y una cereza de tragedia que retrataba la silueta grotesca y siniestra de un hombre que se cree un superhéroe y que da valor únicamente a su opinión y palabra. El cineasta, de hecho, utiliza la figura de Hitler para realizar una brillante parodia de todas y cada una de las ideas políticas, culturales, sociales y económicas del nazismo, desde la superioridad de la raza germánica hasta la sumisión incondicional del individuo a la comunidad, pasando por el antimarxismo y el antisemitismo, e impidiendo que la ambigüedad entré a formar parte de la opinión pública sobre el film, ya que la obra es clara en su mensaje de paz y en mostrar la infinita desvariación que puede llegar a crear una mente mecanizada y sumida en el poder.
1940, año en el que se estrena la película, es el inicio de una de las décadas más acontecidas en la historia universal y ciertamente es aquella en la que el mundo se modifica radicalmente hasta nuestros tiempos. (En Wikipedia,hoy en día más veraz que hace tres años, se puede encontrar una síntesis básica de los acontecimientos en la década de los 40)
Como no era para menos, "Charlot, el grande", se despide con un discurso que bien habría podido ser inmortalizado en el decálogo...si hubiese habido televisión en el paraíso para aquel entonces:
El origen de film se remonta al año 1938.
Según la fuente oficial, se dice que Chaplin estudió el dictador alemán Adolf Hitler durante cerca de dos años, definió el proyecto como un cóctel de drama, comedia y una cereza de tragedia que retrataba la silueta grotesca y siniestra de un hombre que se cree un superhéroe y que da valor únicamente a su opinión y palabra. El cineasta, de hecho, utiliza la figura de Hitler para realizar una brillante parodia de todas y cada una de las ideas políticas, culturales, sociales y económicas del nazismo, desde la superioridad de la raza germánica hasta la sumisión incondicional del individuo a la comunidad, pasando por el antimarxismo y el antisemitismo, e impidiendo que la ambigüedad entré a formar parte de la opinión pública sobre el film, ya que la obra es clara en su mensaje de paz y en mostrar la infinita desvariación que puede llegar a crear una mente mecanizada y sumida en el poder.
1940, año en el que se estrena la película, es el inicio de una de las décadas más acontecidas en la historia universal y ciertamente es aquella en la que el mundo se modifica radicalmente hasta nuestros tiempos. (En Wikipedia,hoy en día más veraz que hace tres años, se puede encontrar una síntesis básica de los acontecimientos en la década de los 40)
Como no era para menos, "Charlot, el grande", se despide con un discurso que bien habría podido ser inmortalizado en el decálogo...si hubiese habido televisión en el paraíso para aquel entonces:
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